jueves, 7 de abril de 2016

El rey está desnudo

      

Relato corto


    Cuenta la fábula de Hans Christian Andersen que el monarca de un lejano país contrató a unos famosísimos sastres para que le hicieran el más hermoso de los trajes. Tras disfrutar de la vida de palacio, los sastres hicieron probarse al rey un traje invisible que sólo los tontos no podían ver. Todos admiraron el traje del monarca sin decir nada, hasta que un niño descubrió la estafa: “¡El Rey está desnudo!”. 

        Aquella mañana de febrero, Antonio se levantó algo más temprano de lo normal. Dos días antes le había llegado la resolución por la que le concedían, en régimen de acumulación (1), la Secretaría-Intervención del que iba a ser su segundo pueblo al menos por un tiempo. Un municipio que apenas llegaba a los quinientos habitantes. Tras un rápido desayuno, bajó al parking, comprobó que llevaba las cadenas para las ruedas en el maletero y se puso en marcha.

       Cuando a un Secretario-Interventor le preguntan en qué consiste su trabajo, la explicación no suele ser simple. Hay una primera idea que urge aclarar si quien pregunta desconoce la Administración Local: “no soy el que le lleva los cafés al Alcalde”. Para dicha aclaración, aunque sólo sea por una vez, el guión y el “Interventor”  ayudan, convirtiendo el menos, Secretaría de tercera, en más, ya que el término Secretario a secas parece tener connotaciones de subordinación.

        La cosa se complica cuando intentas explicar tu día a día. Ante la pregunta ¿Eres jefe?, debe responderse un claro sí. Tan claro como que todo el mundo te manda preparar expedientes, hacer informes, certificados, remitir información…

      El nombre completo del Cuerpo es mejor obviarlo, Funcionarios de Administración Local con Habilitación de Carácter Nacional, “casi ná”, mejor dejarlo en Habilitados. Baste con decir que tus funciones son de asesoramiento jurídico y económico sin entrar en mucha profundidad. Y que si te hubieran informado de lo ingrato que por momentos resulta tu trabajo habrías elegido ser profesor de educación física sin dudarlo.

        Cincuenta minutos de coche después Antonio llegó a su destino. Sea cual sea el municipio, encontrar el Ayuntamiento no es difícil, suele estar en la plaza principal, en el centro del pueblo.

        Al entrar al edificio un mostrador vacío le dio la bienvenida. Se adentró en el patio. Una de las puertas era la de su despacho “Secretaría”, pero estaba cerrada. Llamó al portón contiguo donde dos mujeres, todo el personal administrativo municipal, estaban sentadas tras sendas mesas.

        -Hola, soy Antonio, el nuevo Secretario, ¿sabéis quién puede tener la llave de mi despacho?

        -Hola, ¡qué joven! Yo soy Juani, ella es Raquel. Espera, yo te abro.

        -¿Sabéis si el Alcalde ha llegado?

        -No, aún es temprano.

        Una vez en su despacho y cerrada la puerta, comenzó a curiosear muebles y expedientes. La ventana daba a la parte posterior del edificio desde donde se veía un prado. La habitación estaba fría, pero no tenía estufa; había “aranzadis”(2) tras una vitrina de cristal, pero no estaba la llave; encendió el ordenador, pero no tenía la clave; inició otra sesión pero no tenía internet…“No envié mis naves a luchar contra los elementos”.

        Al momento llamaron a la puerta.


        -Sí, adelante.

      -Buenos días, yo soy Rogelio, llevo la contabilidad y los pagos.

        -Encantado.

     -Antes de que llegara la anterior Secretaria estuve muchos años de accidental (3). Tengo preparados los datos que ella me dejó de los saldos de las cuentas del banco.

        Tras desayunar en una cafetería que abrazaba a los clientes con amor de abuela sentándolos en mesas camilla, volvió al Ayuntamiento. Pudo hablar con el responsable de Diputación que tenía que darle acceso a internet y a la contabilidad y preparó el acta de toma de posesión.

        La noticia de su llegada se había difundido por el Ayuntamiento y antes de poder ver al Alcalde tuvo dos visitas en su despacho, una solicitud de compulsa y un anticipo de nómina de un trabajador de un programa subvencionado…Dice Gabriel García Márquez que lo más importante que aprendió a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no. Si hubiera sido habilitado lo hubiera aprendido mucho antes…

     Finalmente pasadas las diez y media llegó el Alcalde.

        -¡Hombre, Antonio! Menos mal que estás aquí, nos haces muchísima falta. ¿Qué tal todo?

        -De momento intentando conseguir las claves y permisos de acceso al ordenador.

        -Bien, te dejo que vayas acoplándote. A la una tenemos una reunión importantísima para organizar la feria que ya está aquí y tenemos que buscar como sea una solución para las casetas. A ver si podemos llegar a un convenio con la empresa.

    “Convenio”, qué gran palabra, y qué mal utilizada.

        -Voy a pedir el presupuesto, luego nos vemos.

        Tras volver del banco acompañado por Rogelio, vio cómo un grupo de personas subía a la Alcaldía. Parecía que la reunión de la una empezaba a prepararse bastante antes aunque sin él.

        Cuando el reloj marcó la una, Antonio,  con el estado de ejecución del presupuesto en mano, se dirigió al despacho del Alcalde. Siete personas lo acompañaban, más de las que había visto por las calles del pueblo en todo el día. Tres de ellos lucían impecable traje de chaqueta y corbata, los otros cuatro vestían de manera informal.

        Tras las presentaciones, el Alcalde cedió la palabra al más repeinado de los enchaquetados que comenzó a explicar el convenio que se proponía firmar y cuyas copias ya estaban sobre la mesa.

       Antonio escuchó con gesto serio e imperturbable y pose de gato persa de escayola la narración de las bondades y ventajas que para el pueblo tendría la asociación que se estaba creando y que se encargaría de gestionar la feria de ese año. Después de la introducción, puso sobre la mesa el contenido de fondo.

        -La asociación se compromete a gestionar las dos casetas del recinto ferial así como las atracciones de los próximos diez años. El Ayuntamiento cederá gratuitamente los terrenos a la asociación durante la semana de feria y durante el verano para montar una terraza al aire libre.

        Mientras el repeinado hablaba, a Antonio le venían a la cabeza, como si de los códigos de Matrix se tratase, todas las leyes y reglamentos que la propuesta incumplía.

        -…también correrán de cuenta del Ayuntamiento los gastos de luz y de agua, así como el correspondiente seguro. La asociación permitirá el libre acceso a las casetas, salvo el día grande en el que la celebración del concierto principal, a determinar cada año, será con pago de entrada que cobrará la asociación. Este año vendrá José Manuel Soto o Loquillo. El pago al artista correrá de cuenta del Ayuntamiento…

        Antonio comenzó a torcer el gesto para ir preparando el terreno ante las barbaridades que seguía escuchando.

       -…en la cláusula quinta del convenio se establece la subvención que la asociación recibirá durante los diez años de duración del convenio, con el pago adelantado de las tres primeras anualidades. Hasta que la asociación tenga cif, la cuenta de ingreso será la de su representante…

       Después de escuchar lo de la subvención, Antonio desconectó, pasó de Matrix a Homer Simpson escuchando “bla bla bla, bla bla bla…”.

     -…ese es uno de los puntos que estamos negociando, la asociación quiere diez mil euros anuales, mientras que el Alcalde se ha plantado en ocho mil y no da su brazo a torcer…

        La exposición terminó con un “daremos cien fichas gratis para las atracciones al Ayuntamiento para que pueda repartirlas entre los vecinos”.

        Una vez finalizada la intervención, la mirada del Sr. Alcalde y sus siete acompañantes se dirigió al Secretario.

        Antonio miró al Alcalde, luego al repeinado y al resto de acompañantes. Con majestuosa tranquilidad, se levantó de la silla y dijo: “Señores, el rey está desnudo”.
       
A los Secretarios-Interventores, Secretarios, Interventores y Tesoreros, grandes sufridores y pequeños héroes de la Administración Local.

(1)Forma de provisión de puesto de trabajo de los Funcionarios de Administración Local con Habilitación de Carácter Nacional (FHCN), que permite cubrir el puesto en una segunda entidad.
(2)Término coloquial para designar a las colecciones de Jurisprudencia de la Editorial Aranzadi.

(3)Forma de provisión de un puesto reservado a FHCN que excepcionalmente y ante la imposibilidad de ser cubierto por Funcionario Habilitado, se cubre por funcionario propio de la corporación.

    Jacinto Martín Ruiz


Relato corto 

No hay comentarios:

Publicar un comentario