En el año 1999 una prestigiosa revista de psicología publicó el resultado de los estudios llevados a cabo por David Dunning y Justin Kruger, estudiantes de la Universidad de Cornell (Nueva York). La
publicación dio a conocer el llamado “Efecto Dunning-Kruger”, que
científicamente se define como un sesgo cognitivo (alteración al procesar la
realidad percibida) por el que las personas con escasa habilidad o
conocimientos sufren un sentimiento de superioridad ilusorio, considerándose
más inteligentes que otras más preparadas. Dichos individuos miden
incorrectamente su habilidad por encima de lo real. Por el contrario, personas
altamente cualificadas tienden a subestimar su competencia, asumiendo
incorrectamente que lo que ellos pueden hacer con facilidad también puede ser
hecho por otros.
Aquel día Alicia puso el despertador
a las seis y media de la mañana. Se levantó de la cama con una sensación de
nerviosismo responsable, desayunó un vaso de leche fría con cola-cao y se
dirigió a la parada del autobús.
Había perdido la cuenta de las
entrevistas de trabajo que había realizado tras acabar la carrera, pero aquella
era una buena oportunidad. Un puesto de responsable ejecutivo de ventas en una
empresa especializada en fabricación de piezas para teléfonos móviles, tablets
y monitores de ordenador, un sector en auge. Podría cobrar algo más del salario
mínimo interprofesional, aunque habría temporadas en las que tendría que viajar
por España o incluso por Europa.
La entrevista estaba fijada a
las nueve de la mañana, pero ella llegó a las instalaciones de la empresa poco
antes de las ocho. Se dirigió a la segunda planta y esperó en el lugar en el
que le indicaron. Vestida con camisa blanca, tal y como recomiendan los
expertos que debe acudirse a una entrevista de trabajo, observó cómo el resto de
aspirantes fue llegando.
Aunque Alicia no lo sabía, su
currículum era el mejor de los tres candidatos que iban a realizar la
entrevista, licenciatura en Administración y Dirección de Empresas con un
expediente brillante y acreditado
dominio del inglés y del alemán.
Debía competir por el deseado
puesto con dos hombres que vestían riguroso traje de chaqueta y corbata. Uno de
los candidatos rondaba los cuarenta años de edad y permanecía en silencio
mientras esperaba. Por el contrario el segundo de ellos, de veintitrés años recién
cumplidos, hablaba por el móvil con un amigo.
-Estoy esperando para la
entrevista.
-(silencio entremezclado
con la voz que salía del móvil).
-Hombre, somos tres, yo
creo que me lo llevo (dijo intentando bajar el volumen).
-(de nuevo se escuchaba la
voz que salía del móvil).
-Jajaja, venga, te llamo
cuando acabe y echamos un café.
Apenas colgó el teléfono,
el aspirante de mayor edad fue avisado y pasó a la entrevista acompañado por
uno de los jefes de la empresa.
Mientras
Alicia miraba al despacho cual Cancerbero que controla las puertas del
inframundo, su joven contrincante volvió a llamar por teléfono e incluso salió
al pasillo.
Al momento volvió a entrar
en la sala.
Me quedé sin batería, le
dijo a Alicia. Obteniendo un simple gesto de resignación como respuesta.
El primer hombre salió del
despacho apenas cinco minutos después de haber entrado. A Alicia le pareció
poco tiempo, quizás no era el perfil que estaban buscando, incluso sintió pena
porque entendía que había sido rechazado por su edad.
El segundo aspirante tardó
algo más en salir, aun así en diez minutos estaba fuera.
-Si ha llegado a la fase
final de las entrevistas siendo tan joven, debe tener un currículum
excepcional, pensó Alicia.
Entonces llegó su turno.
Alicia entró decidida, una mesa con una jarra y un vaso de agua y cuatro
personas encargadas de juzgarla, se interponían entre ella y el deseado
trabajo.
La entrevista fue bien,
correcta en algunas cuestiones y brillante en otras, aunque Alicia salió de
ella con dudas.
Buscando el contacto con su
zona de confort, Alicia llamó a su madre, no le había dicho a nadie más que
aquel día se dirigía a la entrevista ya que estaba cansada de dar
explicaciones.
-Soy yo, mamá.
-¿Qué tal ha ido?
-Pues no sé, éramos tres
aspirantes, estas cosas son difíciles todo el mundo está en la misma situación.
-Bueno tú tranquila, si
está para ti saldrá, si no ya habrá otras oportunidades.
-Sí.
-¿Vuelves ya a casa?
- Sí, ahora nos vemos y te
cuento.
Pasados tres días, la
empresa comunicó la elección realizada para el puesto de responsable ejecutivo
de ventas. Ante el planteamiento expuesto, quizás el lector espere un final en
el que Alicia, debido a su preparación, es la elegida en el trabajo frente al
aspirante seguro pero que tenía menos capacidad. Quizás se espere el final en
el que es la persona que más seguridad desprende la que resulta elegida a pesar
de tener menos cualidades… Todo depende de la capacidad que tengan, en este
caso las cuatro personas encargadas de la selección, para detectar el efecto Dunning-Kruger
en los aspirantes… Pero puede que todos hayan obviado el detalle de que la entrevista
se hizo en España… el puesto de trabajo fue para el primer aspirante que era el
enchufado.
Jacinto Martín Ruiz
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