miércoles, 25 de mayo de 2016

La entrevista

Relato corto


    En el año 1999 una prestigiosa revista de psicología  publicó el resultado de los estudios llevados a cabo por David Dunning y Justin Kruger, estudiantes de la Universidad de Cornell (Nueva York). La publicación dio a conocer el llamado “Efecto Dunning-Kruger”, que científicamente se define como un sesgo cognitivo (alteración al procesar la realidad percibida) por el que las personas con escasa habilidad o conocimientos sufren un sentimiento de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras más preparadas. Dichos individuos miden incorrectamente su habilidad por encima de lo real. Por el contrario, personas altamente cualificadas tienden a subestimar su competencia, asumiendo incorrectamente que lo que ellos pueden hacer con facilidad también puede ser hecho por otros.

    Aquel día Alicia puso el despertador a las seis y media de la mañana. Se levantó de la cama con una sensación de nerviosismo responsable, desayunó un vaso de leche fría con cola-cao y se dirigió a la parada del autobús.

    Había perdido la cuenta de las entrevistas de trabajo que había realizado tras acabar la carrera, pero aquella era una buena oportunidad. Un puesto de responsable ejecutivo de ventas en una empresa especializada en fabricación de piezas para teléfonos móviles, tablets y monitores de ordenador, un sector en auge. Podría cobrar algo más del salario mínimo interprofesional, aunque habría temporadas en las que tendría que viajar por España o incluso por Europa.

    La entrevista estaba fijada a las nueve de la mañana, pero ella llegó a las instalaciones de la empresa poco antes de las ocho. Se dirigió a la segunda planta y esperó en el lugar en el que le indicaron. Vestida con camisa blanca, tal y como recomiendan los expertos que debe acudirse a una entrevista de trabajo, observó cómo el resto de aspirantes fue llegando.

    Aunque Alicia no lo sabía, su currículum era el mejor de los tres candidatos que iban a realizar la entrevista, licenciatura en Administración y Dirección de Empresas con un expediente brillante y  acreditado dominio del inglés y del alemán.

    Debía competir por el deseado puesto con dos hombres que vestían riguroso traje de chaqueta y corbata. Uno de los candidatos rondaba los cuarenta años de edad y permanecía en silencio mientras esperaba. Por el contrario el segundo de ellos, de veintitrés años recién cumplidos, hablaba por el móvil con un amigo.

        -Estoy esperando para la entrevista.

        -(silencio entremezclado con la voz que salía del móvil).

       -Hombre, somos tres, yo creo que me lo llevo (dijo intentando bajar el volumen).

        -(de nuevo se escuchaba la voz que salía del móvil).

        -Jajaja, venga, te llamo cuando acabe y echamos un café.

         Apenas colgó el teléfono, el aspirante de mayor edad fue avisado y pasó a la entrevista acompañado por uno de los jefes de la empresa.

       Mientras Alicia miraba al despacho cual Cancerbero que controla las puertas del inframundo, su joven contrincante volvió a llamar por teléfono e incluso salió al pasillo.

           Al momento volvió a entrar en la sala.

        Me quedé sin batería, le dijo a Alicia. Obteniendo un simple gesto de resignación como respuesta.

        El primer hombre salió del despacho apenas cinco minutos después de haber entrado. A Alicia le pareció poco tiempo, quizás no era el perfil que estaban buscando, incluso sintió pena porque entendía que había sido rechazado por su edad.

        El segundo aspirante tardó algo más en salir, aun así en diez minutos estaba fuera.

        -Si ha llegado a la fase final de las entrevistas siendo tan joven, debe tener un currículum excepcional, pensó Alicia.

          Entonces llegó su turno. Alicia entró decidida, una mesa con una jarra y un vaso de agua y cuatro personas encargadas de juzgarla, se interponían entre ella y el deseado trabajo.

         La entrevista fue bien, correcta en algunas cuestiones y brillante en otras, aunque Alicia salió de ella con dudas.

          Buscando el contacto con su zona de confort, Alicia llamó a su madre, no le había dicho a nadie más que aquel día se dirigía a la entrevista ya que estaba cansada de dar explicaciones.

            -Soy yo, mamá.

            -¿Qué tal ha ido?

        -Pues no sé, éramos tres aspirantes, estas cosas son difíciles todo el mundo está en la misma situación.

      -Bueno tú tranquila, si está para ti saldrá, si no ya habrá otras oportunidades.

            -Sí.

            -¿Vuelves ya a casa?

            - Sí, ahora nos vemos y te cuento.

        Pasados tres días, la empresa comunicó la elección realizada para el puesto de responsable ejecutivo de ventas. Ante el planteamiento expuesto, quizás el lector espere un final en el que Alicia, debido a su preparación, es la elegida en el trabajo frente al aspirante seguro pero que tenía menos capacidad. Quizás se espere el final en el que es la persona que más seguridad desprende la que resulta elegida a pesar de tener menos cualidades… Todo depende de la capacidad que tengan, en este caso las cuatro personas encargadas de la selección, para detectar el efecto Dunning-Kruger en los aspirantes… Pero puede que todos hayan obviado el detalle de que la entrevista se hizo en España… el puesto de trabajo fue para el primer aspirante que era el enchufado.

              Jacinto Martín Ruiz



Relato corto 

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