miércoles, 31 de agosto de 2016

Faith



Relato corto



    A Don Rafael Manuel García Roa, compañero, amigo, maestro de ceremonia y grande entre los grandes.

A finales de los ochenta y principios de los noventa, cuando el deporte parecía deporte y no un negocio, el baloncesto se coló en nuestras casas haciéndose un hueco, que hoy parece haber perdido, frente al todopoderoso fútbol. Recuerdo las discusiones en el recreo sobre Drazen Pétrovic, Chechu Biriukov, SuperEpi o Chicho Sibilio. En el polvoriento campo de deportes de tierra, el balón anaranjado comenzaba a hacerle la competencia al adidas tango (1) y jugar al basket ganaba adeptos.

Si tuviera que señalar mi momento particular de aquel boom, lo situaría en las series finales de la NBA de los años 1987 y 1988. Los Ángeles Lakers de “Magic” Johnson jugaron dos años consecutivos la final de la NBA contra los Detroit Pistons de Isaiah Thomas. El segundo año, la final estaba empatada 3-3 y el séptimo y definitivo partido decidiría al campeón. Ramón Trecet al ritmo del “Faith” de George Michaels nos acercó aquel espectáculo a través de su programa “Cerca de las Estrellas”.

Durante el curso 1993-94, en la clase de 2º de BUP (2) del Colegio Virgen de Gracia, jugar a fútbol (hasta que decidieron vender el campo), futbito y baloncesto en la liga interna de los fines de semana era un acontecimiento. Nuestros equipos solían ganar tanto, que tras conseguir la liga de 1º y 2º de BUP nos ascendieron para jugar contra 3º y COU (3).

Poco antes de finalizar el curso y con un maradoniano Paco “El Negro” al frente, ganamos la liga de futbito de 3º y COU. Sin lugar a dudas, el mejor jugador con el que he tenido la suerte de compartir equipo. No siempre los mejores llegan al fútbol profesional.

La liga de baloncesto, sin embargo se decidía el fin de semana siguiente. Si le ganábamos a COU de ciencias seríamos campeones. Pero durante aquel año, los mejores jugadores de la clase se habían federado. Cuando pusieron la fecha del partido en el tablón de anuncios, supimos que, por coincidencia de horarios, no podrían jugar Julio, Limia, Villén ni Sánchez Palencia, todo un drama.

Aquella mañana de sábado, como todas en las que había partido salí de casa tras recibir la anti arenga de mi padre, “niño, tú tranquilo que te lo tomas muy en serio y no quiero que vuelvas con un brazo roto”.

Subí la calle hasta llegar al Colegio, la puerta azul estaba abierta. Al llegar al campo de baloncesto comprobé lo que ya habíamos hablado en clase el viernes, estábamos los justos. Rafa, Paco Matas, Maldonado, Vicente y yo. Jugadores de equipo, que hasta aquel día no habían tenido que echarse a las espaldas a un equipo que jugaba solo.

En frente, el equipo de COU de ciencias con Martín Uribe, que al saltar llegaba al aro, como estrella. A esas edades dos años de diferencia son todo un mundo. Éramos niños de 15 años contra hombres que casi habían cumplido la mayoría de edad.

Tras el salto inicial, el equipo empezó a funcionar como tal, tuvo fe (faith) desde el principio y comenzamos ganando igual que los Lakers en el séptimo partido de la final. Paco “Magic” Matas sacó la batuta y comenzó anotando. En defensa Maldonado mandaba, defensa al hombre, dos abajo y tres arriba. Vicente la subía a lo Byron Scott y anotaba desde lejos. Recuerdo encestar una canasta a aro pasado digna de Worthy. El partido iba avanzando y la dinámica sorprendentemente no cambiaba. Rafa con un gancho a lo Kareem Abdul Jabbar nos garantizó llegar arriba en el marcador al descanso.

La primera parte terminó con cuatro puntos de ventaja a nuestro favor 26-22. Cualquiera que sepa de baloncesto sabe que es muy poca diferencia, además un parón en el juego puede cambiarlo todo y COU seguía sintiéndose superior a pesar del revés inicial. En sus miradas se palpaba la idea de “lo habéis hecho bien, pero en la segunda parte ganamos”.

Tras la reanudación, Martín Uribe volvió a anotar. Los teníamos muy cerca, a sólo dos puntos, y apretaban en defensa. Nuestro siguiente ataque no terminó en canasta. Había que defender, el Forum de los Ángeles gritaba “defense” “defense” “defense”… Maldonado insistía, “hay que cerrar, que no entren en la zona”…Su base cogió el balón y comenzó su entrada a canasta…Yo, que siempre fui obediente, lo paré… ¡Qué tarascada le di en el pecho! Uff… Por supuesto seguida de disculpa inmediata.

Lanzó los tiros libres de la falta, pero falló los dos. Seguíamos ganando. Recuerdo que cada jugada de ataque era elaborada, movíamos el balón, buscábamos el pase, la buena posición de tiro… Algo inusual en el baloncesto de instituto donde el mejor se la juega sin pasarla y sin importarle el resto de jugadores. Pero aquello era un equipo. Anotábamos todos, defendíamos todos y en las caras de los jugadores de COU comenzaba a reflejarse el miedo a perder, el peor de los miedos para un deportista. 

Aunque normalmente era la bocina que marca la hora la que determinaba el final del partido, los dos últimos minutos se jugaban parando el crono. El árbitro avisó de que entrábamos en ellos y estábamos cuatro arriba 44-40. La tensión era enorme. El balón era para ellos. Pero Maldonado, con la camiseta empapada en sudor, se adelantó al pase y cortó el balón. Debería quedar algo más de minuto y medio de partido. Nos interesaba un ataque largo, movimos el balón de izquierda a derecha hasta que “Magic” Matas entró a canasta y puso el 46-40 en el marcador. En aquel momento vimos el partido ganado, pero seguimos corriendo.

COU sacó rápido y en un intento a la desesperada lanzaron un triple, ¡vaya “pedrá”!, que estuvo más cerca de romper el tablero que de ser canasta. El partido era nuestro, corrimos el contraataque y Rafa puso el definitivo 48-40 en el marcador.

Recuerdo que tras finalizar el partido nos quedamos en el campo, comentando la hazaña lograda sin querer irnos a casa. Varios de los compañeros de clase federados llegaron y se sorprendieron de que hubiésemos logrado la victoria.

Y así fue como 2ºB ganó la liga de baloncesto de 3º y COU, al igual que los Lakers del 88 ganaron la final a los Pistons, en un último partido inolvidable, al menos para los cinco jugadores que lo vivimos: Francisco Matas Cáliz, Rafael M. García Roa, Antonio Maldonado, Vicente Guerrero y yo. Un quinteto grabado en mi memoria tanto como el que formaron “Magic” Johnson, Kareen Abdul Jabbar, A.C.Green, Byron Scott y James Worthy.

    Jacinto Martín Ruiz

(1) Adidas Tango – Balón de fútbol.
(2) BUP – Bachillerato Unificado Polivalente.
(3) COU – Curso de Orientación Universitaria.






Relato corto

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